viernes, 24 de abril de 2015

"La muerte en educación infantil"

http://baprendeencasa.blogspot.com.es/2013/03/150-palabras-el-nino-que-miraba-el-cielo.html
La pérdida de un ser querido es un acontecimiento vital estresante para todas las personas, incluidos los niños/as. Es importante identificar y conocer factores de protección, para potenciarlos, y factores de riesgos, para minimizar su impacto; así como proporcionar una serie de recursos, habilidades y destrezas que contribuyan a reorganizar al sistema familiar que se ha visto afectado. 


Por lo general, todas las personas y en particular los niños/as sienten en torno suyo unos círculos afectivos de seres queridos y cercanos de referencia, que son esenciales para su equilibrio personal y su vida actual y futura. ¿Qué puede hacer un maestro/as cuando ese círculo es abierto o se rompe por la muerte de un ser querido? Lo normal es remitir al orientador/a, que suele ser una figura desconocida para el niño/a y con la que antes no existía ningún vínculo. Pienso que está no sería la mejor opción, aunque se la más rápida, ya que los principales problemas son:
  • La falta de vínculo afectivo a priori con el niño/a y sus padres.
  • Existe una preparación específica insuficiente en el colectivo de orientadores.
  • Los niños/as, con un acompañamiento adecuado, pueden y tienden a superar su duelo en un tiempo moderado.

  • Se trata de un modelo de intervención contrastado que asocia un desenlace positivo en la mayor parte de los casos.

La finalidad y la opción más correcta serían, en caso de una ruptura del círculo afectivo, es remendarlo, cerrar ese círculo. En definitiva cerrarlo, pero también a aprender y a crecer con la experiencia.


¿Cómo se tiende a responder al dolor de un niño/a relacionado con la ruptura? Los docentes tendemos a hacerlo sin salirnos de las “cuatro regiones fronterizas”. Es decir, desde nuestro sistema de referencia personal, docente u orientador: esquemas técnicos, predeterminaciones personales, sociales, culturales, etc., transformados o degradados a muletillas. Esto significa que solemos responder egocéntricamente, sin conciencia sensible, sin pensar desde el otro… Sin la formación necesaria aplicada.

Una alternativa formal posible, a modo de síntesis, puede ser saliéndose de nuestros propios prejuicios y esquemas, desde ahí confiando en el propio inconsciente, en el sentido apuntado por S. Freud, y en el inconsciente de la persona acompañada, en el sentido de C.G. Jung.



- Fuentes de conocimiento:
Ante una pérdida relacionada con nuestros alumnos, ¿de dónde obtener el conocimiento necesario para saber qué hacer?



a) Fuentes externas personales: Uno de los caminos que siempre está abierto es el intercambio con otras personas (compañeros, padres, jefe de estudios, orientador, especialistas en acompañamiento...). Así, podemos preguntar: “¿Tú qué harías?”, y posibilitar el enriquecimiento debido al intercambio. Tiene la ventaja del enriquecimiento objetivo, y la desventaja de poder estar transmitiendo y demostrándonos que estamos inseguros. Deducimos que puede ser conveniente consultar a otros, bien informalmente, bien sistemáticamente (en el seno de un grupo de trabajo, un grupo de investigación-acción, etc.) cuando uno mismo lo ha meditado suficientemente.


b) Fuentes externas bibliográficas: Otra opción que también está al alcance de cualquiera es leer libros y artículos especializados en esta incipiente rama de la Didáctica o escritos por profesionales confiables. Pueden ayudarnos a pensar, pueden ofrecernos nuevas alternativas y puntos de vista. Tienen la doble ventaja de la rapidez y la apertura a otras percepciones, mejor si están fundamentadas y apoyadas en investigaciones válidas. Y tienen la doble desventaja de la despersonalización de la propuesta y del egocentrismo interpretativo, a saber, consultar para encontrar razones que nos ratifiquen y refuercen nuestros puntos de vista. Cuando se consultan fuentes es conveniente asegurarse de su solvencia, buscar propuestas variadas y de profesionales versados y distintos, estar abiertos a su contribución con un mínimo de humildad y estar dispuestos a cambiar las propias convicciones por las que resulten más convenientes para la persona concreta que estamos acompañando. Aun así expresamos una caución: a veces, cuando recibimos una buena idea de otros, verbal o escrita, corremos el riesgo de apegarnos a ella, convirtiéndola en una muletilla blindada o súpermuletilla.



c) Fuente externa e interna a la vez (el otro en nosotros como fuente de conocimiento):
Admitiendo el valor de lo anterior, lo realmente útil es activar nuestra conciencia bien surtida de receptividad, conocimiento, empatía y autoevaluación. En caso de que la comunicación educativa de acompañamiento se establezca con un niño, desde aquí se puede acceder al empleo del conocimiento del niño (o del acompañado en general) como recurso. Solemos tener poca confianza en la sabiduría que tienen los niños/as. Esta confianza contextual, esta dulce expectativa es vital. Si no interferimos en su proceso de duelo, si no impedimos que recorran su tristeza, probablemente les veamos salir del túnel a tiempo y con una conciencia renovada.

d) Fuente interna: El cultivo de uno mismo y como consecuencia de ello nuestra propia madurez (profesionalidad, buen pensamiento o pensamiento ético, empatía, ausencia de egocentrismo, conciencia, capacidad de escucha, etc.) son los referentes mediatos más fiables de cualquier comportamiento didáctico. He aquí la mejor base de la preparación pedagógica del docente necesario para Educar para la Muerte. 

Como conclusión de todo esto tenemos y debemos de enseñarle a los niños/as a vivir la vida la más felices posible, que sepan resolver sus problemas, ser buenas personas, porque la vida es corta y mientras más gusto estemos con nosotros mismos, mejor sabremos sacarle partido a ella.

Artículos:

Las técnicas de "buen morir" evitan la eutanasia, según el psicoanalista Rubén Bild:
 
Para los niños/as, la muerte es un sueño; para los adolescentes, una tragedia:
https://www.uam.es/personal_pdi/fprofesorado/agustind/programas/didmuerte.pdf 

 Cuento para infantil: 

 
 

 ¿Cómo explicar la muerte a un niño/a?
 

Páginas de cuentos que tratan este tema:

http://www.eurekakids.es/libros/ediciones-ekare/nana-vieja



Libro informativo:

http://www.casadellibro.com/libro-todos-los-caracoles-se-mueren-siempre-como-tratar-la-muerte-en-educacion-infantil/9788479602789/734726

Referencias:

Herrán, A. de la, González, I. Navarro, M.J., Freire, M.V. y Bravo, S. (1999). La Muerte, un Tabú en la Educación. Revista Escuela Española (3410).

Herrán, A. de la, y Cortina, M. (2006). La muerte y su didáctica. Manual para Educación Infantil, Primaria y Secuandaria. Madrid: Univesitas.

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